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Ampliación de los derechos de expresión religiosa de empleados federales en EE.UU. bajo la administración Trump
La administración Trump emitió el lunes una directiva que permite a los empleados federales expresar abiertamente sus creencias religiosas en el lugar de trabajo, incluyendo discutir con sus compañeros por qué consideran que su fe es «correcta» e incluso intentar convertirlos a su religión, siempre que dichos esfuerzos no constituyan acoso.
El documento, emitido por la Oficina de Administración de Personal (OPM) y titulado “Protegiendo la expresión religiosa en el lugar de trabajo federal”, permite a los empleados del gobierno entablar conversaciones sobre temas religiosos e intentar «persuadir a otros de la validez de sus creencias religiosas».
Expansión de derechos de expresión
La guía permite a los trabajadores federales exhibir objetos religiosos como biblias, crucifijos o mezuzás en sus escritorios, formar grupos de oración fuera del horario laboral e invitar a colegas a servicios religiosos. Los supervisores pueden publicar invitaciones a eventos religiosos en los tablones de anuncios y participar en las mismas conversaciones religiosas que el resto de los empleados.
Según Fox News, que fue el primer medio en reportar sobre esta medida, la directiva se extiende incluso a actividades de cara al público, permitiendo, por ejemplo, que guardabosques participen en oraciones grupales con visitantes o que médicos del Departamento de Asuntos de Veteranos recen por los pacientes.
El director de la OPM, Scott Kupor, declaró a Fox News Digital: “Los empleados federales nunca deberían tener que elegir entre su fe y su carrera. Esta guía asegura que el entorno laboral federal no solo cumple con la ley, sino que también da la bienvenida a estadounidenses de todas las creencias”.
Reacciones a favor y en contra
La decisión generó reacciones polarizadas. Defensores de la libertad religiosa como Mikey Weinstein (de la Fundación Militar por la Libertad Religiosa) la criticaron, argumentando que podría ser inconstitucional y abrir la puerta al acoso religioso por parte de superiores. Annie Laurie Gaylor, copresidenta de la Fundación Freedom From Religion, calificó la medida de “impactante”, diciendo que “prácticamente permite el proselitismo en el lugar de trabajo” y representa “la implantación del nacionalismo cristiano en el gobierno federal”.
Por el contrario, Andrew Walker (del Seminario Teológico Bautista del Sur) defendió la medida como una reafirmación de la Primera Enmienda, citando la existencia de protecciones contra el acoso. Kelsey Reinhardt, presidenta de CatholicVote, elogió la iniciativa porque “la fe no se relegó a lo privado, sino que fue tejida valientemente en el tejido de la vida pública desde los orígenes de Estados Unidos”.
Parte de una iniciativa religiosa más amplia
Esta directiva refuerza el impulso general de la administración Trump de aumentar la presencia religiosa en el gobierno. Esto incluye una orden ejecutiva de febrero contra la “discriminación anti-cristiana” y la creación, en mayo, de una Comisión de Libertad Religiosa. Además, el gobierno promovió adaptar las condiciones laborales para acomodar prácticas religiosas, como el teletrabajo.